Cuando Dante asciende al Purgatorio y se encuentra con los penitentes por lujuria, conversa con el poeta italiano Guido Guinicelli. Agradecido, Dante lo llena de halagos: le dice que es el padre de la poesía amorosa en lengua vulgar. Guinicelli lo corrige; le hace saber que antes de él, hubo otro poeta de lengua vulgar (“miglior fabbro del parlar materno”) que era superior a todos los poetas que escribieran en verso o en prosa. Guinicelli desaparece como un fuego, e inmediatamente en el Lete –río donde se encuentran los poetas purgando penitencia– Dante avista una sombra que le habla –y no se citará en toda la Commedia otro idioma—en un “correcto provenzal”. Se trata de la sombra del poeta provenzal Arnaut Daniel:
“Tam m’abellis vostre cortes deman,
que’ieu no me puesc ni voill a vos cobrire.
Ieu sui Arnaut, que plore e vau cantan;
consiros vei la passada folor,
e vei jausen la joi que’esper, denan.
Ara vos prec, per aquella valor
que vos guida al som de l’escalina,
¡sovenha vos a temps da ma dolor!»
Tanto me deleita su cortés pregunta,
que no puedo ni quiero de usted celarme.
Yo soy Arnaut, que llora y va cantando;
dolorido mi fugaz locura veo,
veo, gozoso, el gozo que espero, adelante.
Ahora le ruego, por aquel valor,
que lo guía a la cima de la escala,
¡acuérdese, a tiempo, mi dolor!
(Purgatorio XXVI 134-142)

A diferencia de otros trovadores como Bertran de Born, poco se sabe de Arnaut Daniel. Se dice que nació en Perigord, en Provence, lo que sería hoy la actual Francia, aproximadamente en 1180 y se podría decir que fue un juglar profesional. El canon de su obra se compone de dieciocho poemas y se le considera el compositor excelso al fin’amor, una suerte de religión del amor, y sobre todo, por ser inventor de la sextina.
Los poemas de Arnaut Daniel comienzan casi siempre con un lugar y tiempo específico desde donde habla / canta el trovador; son espacios determinados por una estación: la naturaleza no solo manifiesta una época sino también el estado emocional del poeta. Así, los motivos amorosos de Daniel apelan siempre a la presencia inconmensurable de su Dama, quien puede ser con él generosa o cruel. La palabra del trovador, sus composiciones y cantos deben estar a la altura del elevado amor y sentimientos que esta le inspira, y se puede encontrar así hermosas metáforas de su presencia que pueden ser emanaciones de luz o presencias veladas pero nunca, una fuerza material y manifiesta. El mundo de Arnaut Daniel es el universo de lo inconmensurable: la Dama y el amor frente a los límites humanos. Sus poesías están plenas de metáforas de lo aprehensible, como el Ródano en el poema “Sols sui qui sai”: “que jes Rozers, per aiga qe l’engrois, / non a tal briu c’al cor plus larga dotz / no·m fass’, estanc d’amor, qan la remire” (Y el Ródano, por más agua que lo engrose / no tiene tal brío para hacer mi corazón, copioso manantial / estanque de amor, cuando la contemplo).
El “yo” puede encontrarse presa del mal de amor, y a pesar de estas limitaciones que le son acaecidas, posee un saber y una técnica que lo eleva. El amor nutre su arte y el arte nutre su amor. Por ejemplo, en “Er vei vermeills, vertz, blaus, blancs, gruocs”, el poeta, por el estado del amor y gozo que le provee su Dama, puede ver mejor y puede cantar mejor. Estas metaforizaciones del amor, naturalmente, viene de toda una forma de sentir disidente del cristianismo, una “aristocracia del amor”, como lo llamaba Ezra Pound. Se puede explicar quizá como una cultura cortesana que resultó de las confluencias de varias formas de sentir y experimentar lo sagrado. En la literatura cortesana provenzal se aprecia el entramado de mitos paganos asociado a la naturaleza, el marianismo cristiano y ritos celtas.
Para Arnaut Daniel, la técnica poética está asociada a una verdad. En “Doutz braitz” dice: “e doncas ieu, qu’en la gensor entendi / dei far chanso sobre totz de tal obra / que no·i aia mot fals ni rim’estrampa” ( y debo yo, enamorado de la más gentil / hacer una canción mejor que todos / tal obra en la que no haya palabra falsa ni suelta rima”). La oscuridad de Daniel reside en el desarreglo sintáctico de sus versos y a la vez en un nuevo rigor rítmico al que los somete. Cito las dos primeras estrofas de uno de los poemas más famosos de Daniel, “Lancan son” que muestra el rigor del metro y de la rima. Las rimas son consonantes (giure-desliure) y cada estrofa posee ocho versos de ocho acentos:
I
Lancan son passat li giure A
e no·i reman puoi ni comba B
et le verdier la flors trembla C
sus en l’entrecim on poma, D
la flors e li chan e·il clar quil E
ab la sazon doussa e coigna F
m’emseignon c’ab Joi m’apoigna G
sai al temps de l’intran d’abril. H
II
Ben greu trob’om joi desliure A
c’a tantas partz volv e tomba B
fals’Amor que no s’asembla C
la ion Leiautatz asoma: D
q’ieu non trob jes doas en mil E
ses falsa paraulla loigna F
e puois c’a travers non poigna G
e non torne sa cartat vil. H
Por la riqueza de sus metáforas amorosas y su dominio de técnica, Daniel era, como lo llamó Dante, il miglior fabbro (el mejor artesano). Poseyó un dominio del vernacular (Langue d’Oc) que ningún otro poeta hubo tenido hasta él, según el decir de Guido Guinicelli. Hizo del vernacular un idioma capaz de expresar lo elevado. Y le diseñó una propia forma métrica como la sextina. Se desprende de la poesía de Arnaut Daniel que el verso es medida de la emoción y del pensamiento. Porque el provenzal está compuesto en buena parte por sonidos monosílabos, el verso adquiere un ritmo tonal que define su identidad poética. Así, Arnaut Daniel transforma la lengua oral en una lengua literaria, que aprehende las formas más elevadas del decir amoroso.
El Arnaut Daniel de Martín de Riquer
¿Cómo entonces trasladar esa oralidad propia del provenzal a otro idioma? La versión que ofrece Martín de Riquer[1] en Arnaut Daniel. Poesías (Acantilado, 2004) no es medida sino en prosa. Su estudio introductorio es completo y sigue un estilo de los mejores ensayistas: está desprovista de jerga académica. Comienza por lo más resaltante de la obra de Arnaut Daniel: su destreza formal para la composición de canciones y sextinas. Este aspecto abarca casi todo el comentario sobre Daniel, además del impacto del poeta en la literatura italiana, castellana y catalana. Pienso que esa es una suerte de disculpa: su énfasis en descifrar la maestría formal de Arnaut Daniel en provenzal da cuenta de la imposibilidad de reproducir esos insumos sonoros en el ropaje métrico del castellano. La reproducción del sentido del poema en una versión en prosa es acaso un gesto de honestidad. Sin embargo, a pesar de que se ofrece los poemas en provenzal y en castellano, es muy difícil seguir el sentido del poema con el acompañamiento en prosa. Como he mencionado, el verso es una unidad de tiempo, de pensamiento y de emoción. La prosa o el reacomodo sintáctico trastoca el sentido del verso porque es un enunciado de componente sonoro y semántico cuya disposición significa. Lo que nos queda son chispazos del poema, una versión incompleta. Queda ordenar la prosa en verso. Sin embargo, a pesar de mi entusiasmo por las versiones medidas, temo decir que el castellano no posee la versatilidad tonal del provenzal, y no tiende a la acentuación aguda sino grave, por lo que la traducción no poseería menos de endecasílabos (once sílabas). Es decir, se traicionaría la voluntad sintética de Arnaut Daniel.
El Arnaut Daniel de Ezra Pound
El trabajo de Ezra Pound es radical, como todo lo que hizo su genio. Las traducciones de Pound aparecieron en 1910, como fruto del trabajo académico en el que entonces concentraba todos sus empeños: su bachillerato y maestría en la Universidad de Pensilvania en lenguas romances medievales. El fruto de estas primeras reflexiones se pueden rastrear en The Spirit of Romance[2], publicado en 1910 y en que aparecieron sus primeras traducciones de Arnaut Daniel. Sus ensayos sobre Arnaut Daniel y los trovadores: “Il miglior fabbro” y “Psychology and Troubadours” muestran las preocupaciones del joven Pound: vincula los versos de poetas provenzales como Bertran de Born y Arnaut Daniel con la obra de Dante, que para él es resultado y la cumbre de esta tradición. Asimismo, está interesado en la fuerza espiritual (pharmakon) que alberga la imaginación de los trovadores, quienes para Pound pertenecen a una casta que ha heredado las virtudes o “pureza” de los griegos: son herederos de una intensidad que solo puede ser manifestada con oscuridad. De igual forma, otra de sus preocupaciones son los procedimientos de Arnaut Daniel para convertir la lengua oral en lengua literaria: un trabajo al que él mismo se dedicaría con la lengua inglesa; una obsesión que alcanza incluso hasta su última época, los Cantos, y cuyo influencia modeló la obra del primer Eliot.

Las versiones de Pound son una creación en sí misma. Comprenden versiones rimadas y medidas que tratan de imitar el efecto de los poemas de Daniel, y sobre todo reproducen su oscuridad semántica y sintáctica. Pound apela a las rimas consonantes del inglés, y a pesar de que este tiene también una tonalidad acentual, no existe un claro empate entre el ritmo de ambas lenguas. El resultado de la traducción de Pound, sin embargo, es un buena muestra de su aprendizaje en la exploración del verso “hablado” o “cantado”: una cadencia que había caído en desuso hasta el romanticismo, pero que la vanguardia en lengua inglesa —no solo en verso sino también en prosa (Joyce, Woolf, Ford Madox Ford) exploró casi con obsesión. Enfatizo también la radicalidad de la versión de Pound porque busca reproducir la sonoridad, ritmo y hasta las rimas difíciles de Daniel en una versión inglesa (wax-tax; ox-pox), palabras que se asemejan a las terminaciones en provenzal (grecx-galecx), así como también conserva la dificultad de los versos de arte menor de las canciones.
La obra de Arnaut Daniel pudo haber significado para él la paradoja de la armonía de un ropaje métrico en una lengua que no poseía escritura ni precedente alguno de una norma del verso medido sino solo una coherencia “o gusto” a partir de la ejecución oral. A pesar de que la oralidad posee una transparencia, dentro del ropaje del metro o una medida armónica que le dota el poeta –y solo él— el lenguaje adquiere una oscuridad que puede descubrir lo desconocido. Esta oscuridad en lengua inglesa sin embargo, es una creación de Pound, es una lectura de Arnaut Daniel: por momentos la traducción parece ingresar a un desarreglo o la tiranía propia del metro inglés. La razón por la que resulta difícil su lectura y traducción se encuentra en que la identidad sonora y sintética del provenzal, aun la destreza de los traductores, se niega a ser trasladada en toda su complejidad material (sonora sobre todo) a otra lengua.Y esta sin duda es la razón por la que Dante lo invoca en la Commedia en provenzal, porque es acaso imposible pensar la poesía de Arnaut sin el ritmo de su época ya extinta, sin la cadencia de los hervores del fin’amor. [Miluska Benavides]
[1] El catalán Martín de Riquer (1914-2013) fue quizá el mayor difusor y estudioso de la obra de los trovadores en lengua catalana y castellana. El trabajo de Martín de Riquer en sí mismo sería motivo de estudio. Sus ediciones sobre la gran literatura del medioevo y temprana modernidad en lenguas romances han sido claves para la difusión y conservación de estos textos fuera de la Academia. Por gran literatura me refiero a las sagas medievales (Los cuentos del grial, La chanson de Rolland), las novelas de caballería (Tirant lo Blanc, Amadis de Gaula), y por supuesto su monumental trabajo sobre la poesía trovadoresca, Los trovadores. También ha hecho un estudio y traducción dedicados solo a Arnaut Daniel, Poesías (Acantilado, 2004), que he tenido la fortuna de leer.
[2] New York: New Directions, 2005.